Si hay un factor clave al que debemos prestar especial atención antes de lanzarnos a dar forma a cualquier idea de negocio, ese es sin duda el de la identidad corporativa: tan importante como definir a qué se dedicará nuestra empresa es buscar una imagen que recoja con claridad lo que queremos que nuestra marca transmita. Por eso, es imprescindible que, antes de dar ningún otro paso, nos sentemos a pensar qué la define: ¿Cuál es la historia del negocio? ¿Qué producto ofrecemos? ¿A quién nos dirigimos? ¿A dónde queremos llegar? Solo entonces estaremos listos para darle forma a nuestra imagen.
Y es que, aunque no nos demos cuenta, cada vez que vemos un logotipo, un flyer o un dossier corporativo hecho con mimo y coherencia, estamos percibiendo inconscientemente muchísimas pistas sobre la personalidad de la marca a la que representa. Cada color, cada forma, cada objeto… dicen mucho más de lo que pensamos sobre un negocio, y generan en nosotros de forma automática y muy sutil cierto sabor a lo que la empresa quiere transmitirnos.
Todo ello, claro está, siempre que se hayan hecho bien los deberes. No es raro encontrar casos de imágenes corporativas que se contradicen con la actividad de la empresa. También es relativamente común el uso de logotipos genéricos –se pueden adquirir en Internet por muy poco dinero- que acaban siendo utilizados por varias empresas a la vez, lo que sin duda no dice mucho de su profesionalidad.
Por eso, si eres empresario o emprendedor, hay una idea que debes interiorizar como si de un mantra se tratara: para tener éxito y dar voz a tu negocio de forma adecuada es importante tener muy claro el mensaje que quieres transmitir, y éste debe ser idéntico en todas las vías existentes, empezando por la identidad corporativa. Ella se convertirá en la piedra angular de la estrategia de marketing y comunicación que desarrolles posteriormente, definiendo la realidad del negocio, así como sus valores y principios.
¿Qué elementos componen la identidad corporativa de una empresa?
Lo primero es tener claro que la identidad corporativa o identidad visual (IVC) es la manifestación física de la marca, y que hace referencia a los aspectos visuales de la identidad de una organización. Normalmente incluye un logotipo y distintos elementos de soporte (papelería, etc.), además de una serie de líneas maestras que sirvan como guía para que todo el material visual que se genere mantenga la misma estética. Si quieres saber como enamorar con la imagen corporativa de tu empresa no dejes de leer este artículo.
La identidad corporativa de un negocio es la piedra angular de su estrategia de marketing y comunicación
Partiendo de esta base, te dejamos un pequeño resumen sobre en qué consisten estos elementos:
– El nombre: Es el primer elemento de tu identidad y en torno a él girará toda tu imagen corporativa. No hay reglas infalibles para decidirte por uno en concreto: la clave está en que identifique a tu negocio y resulte sencillo de memorizar, ‘pegadizo’ en resumidas cuentas, y si es breve, mucho mejor. Sin embargo, existen ejemplos de éxito que se saltan a la torera estas indicaciones, así que guíate por tu creatividad e intuición, y no dudes en pedir apoyo profesional si lo crees necesario.
– El logotipo: Es el siguiente paso. Aquí se cumple a rajatabla aquello de que una imagen vale más que mil palabras, así que ¡aprovéchala! Lo importante es que ninguno de sus elementos sobre ni falte, que todos digan algo y refuercen un mensaje único, manteniendo esa idea en la que tanto insistimos: la coherencia. Un buen logo ni satura ni resulta difícil de ‘leer’, transmite de forma automática una imagen mental definitoria de todo lo que representa la marca, y se queda grabado en nuestra retina. Precisamente porque no basta con cualquier cosa, nuestra recomendación es que acudas a un profesional que te asesore adecuadamente.
Es importante lanzar un mensaje único, coherente y claro a los clientes potenciales para alcanzar el éxito
– Identidad visual: Una vez elegido el logotipo adecuado, toca darle traslado al resto de elementos que utilizarás en tu día a día empresarial. Hojas corporativas, sobres, firmas de correo electrónico, sello, tarjetas de visita, trípticos o dípticos, brochure o dossier… Es importante haber definido previamente los colores, la tipografía, los materiales… con el fin de mantener una línea única y clara. También tu página web debe respetar estas reglas comunes.
– Manual de imagen corporativa: Se trata de un documento en el que figura toda la información necesaria para mantener la imagen corporativa de tu empresa. En ella se combinan elementos subjetivos (objetivos de la imagen, metas…) con elementos objetivos (criterios para el uso de la imagen gráfica, posibles aplicaciones…) Este manual debe estar disponible para todos los miembros de la empresa y actuar como pilar para cualquier actuación en marketing o comunicación.
Y para terminar este post, ¡un último consejo! Cuida mucho lo que proyectas al exterior, porque es el reflejo del interior de tu negocio. El mensaje que deben recibir tus consumidores es claro, único y limpio.
¿Necesitas desarrollar la imagen de tu negocio?
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