Hoy ha salido publicado en el suplemento cultural del Diario de Avisos , isla descubierta , un artículo ilustrado y escrito por Moio Estudio.
Aquí les dejamos el texto del artículo, pueden ver el resto en el periódico o próximamente en la web del Diario de Avisos:
Salir de la nube
Mientras leemos las últimas noticias de algún periódico en Internet, recibimos un aviso de Facebook, un cliente nos envía un email, en el WhatsApp no dejan de llegar mensajes, alguien actualiza su posición en Foursquare, aparece un nuevo trending topic en Twitter.
Muchos vivímos inmersos o en este fenómeno de intoxicación informativa que ahora se conoce como infoxicación. El acceso en cualquier lugar y a la hora que sea a esta ingente cantidad de datos convierte en un tarea titánica la asimilación y reflexión necesaria sobre la realidad. En algunos ámbitos profesionales cómo el de los diseñadores, somo especialmente sensibles a sufrir las consecuencias de este fenómeno, dada la cantidad de horas que por norma general solemos pasar delante de un ordenador. Y la pregunta qué me hago es: ¿En qué medida puede afectar a nuestra creatividad?
Nadie parece dudar de los beneficios que Internet y la nuevas tecnologías de la información han aportado a nuestra profesión, como a las de tantos otros. Pero quizá la sobrevaloración de estos efectos positivos nos haya hecho renunciar u olvidar algunos placeres que nos brinda “el mundo analógico”: dar un paseo, leer un libro, ir a un concierto, ver una exposición… Estas cosas que nos hacen levantarnos y despegar la vista de la pantalla son las que a menudo nos permiten encontrar nuevas ideas y una fuente inagotable de inspiración.
Desconectarse de la red y recuperar el proceso artesanal sin renunciar a las herramientas digitales es la estrategia creativa que algunos diseñadores han llevado a cabo en los últimos años, como la ilustradora rusa Yulia Brodskaya utilizando la técnica del papercut o el joven diseñador canadiense Julien Vallée que desarrolla su trabajo en el campo de la instalación y los motion graphics. Tal y como el propio Julien comentaba recientemente cuando le preguntaban sobre su manera de conjugar el trabajo manual y el digital: “Los software de computador ofrecen muchas posibilidades de producir una imagen sin preocuparse si es concebible o no, pero también encuentro muy fácil pegarse en horas interminables delante de la pantalla. Creo que me gusta el contraste de mezclar muchas técnicas juntas. No siento que la artesanía tenga algo más especial que el otro, ni siquiera el software lo tiene. Me gusta utilizar el computador como una herramienta para manipular y eventualmente crear elementos de composición. Me gusta cuando no es para fingir que es verdadero. Me gusta que mantenga una intervención manual en la imagen. Crea una clase de conexión con el espectador. Pueden entender qué está sucediendo.”
Lo que se consigue al poner en contacto todos los aspectos del entorno, utilizando el arte manual con apoyo de las herramientas tecnológicas, es crear puentes entre las diferentes disciplinas. Además está la necesidad de sentir la “materia real” y el gusto hacia la imperfección que supone el trabajo manual frente a la frialdad del digital.
Sería un error considerar esto una vuelta al pasado, pues de lo que se trata es de implementar métodos tradicionales en entornos digitales de manera que es el propio lenguaje creativo el que se enriquece.
Buscando el símil cinematográfico nos encontramos con el reciente éxito de la película muda The Artist , en un panorama audiovisual dominado por la postproducción digital y la tridimensionalidad, resulta que una de las películas más interesantes desde el punto de vista cinematográfico del presente año tiene como modelo estético el cine de los años veinte del pasado siglo.
Salir de la nube y reinventar nuestra forma de trabajar y pensar es una opción que deberíamos tener presente aquellos que vivimos sumidos en lo digital.